La idea fundamental de un fondo de
pensiones es generar ahorros para cuando ya no quiera o pueda trabajar a partir
de una combinación de aportes obligatorios y voluntarios, en una cuenta
individual capitalizable, con rendimientos promedio de mercado, adecuadamente
administrada e indexada.
Expresado de esta manera se revelan
varias cosas: (1) es en parte obligación y en parte prerrogativa del titular de
la cuenta decidir cuánto aporta y durante que tiempo, el monto de su pensión
depende de ello, (2) decide quien se la administra y durante que tiempo, (3) decide
cuando empieza a utilizarla o a quien la cede, (4) por ser un ahorro de largo
plazo su valor deberá estar protegido de la inflación, (5) la habilidad de los
administradores deberá ser la idónea para cumplir con esta premisa fundamental
y capitalizarla de manera adecuada.
La apertura de esta cuenta
individual debe ser obligatoria para todos los ciudadanos en edad de trabajar o
no, empleados o no, en libre ejercicio, empresarios, microempresarios, informales,
personal del gobierno, extranjeros que laboran en el pais o los que residen en
el extranjero, registrandose así los potenciales pensionistas en el corto, mediano
y largo plazo.
Otro de los objetivos es reemplazar
paulatinamente los regímenes complementarios e ir hacia un sistema único de
pensiones financiadas por los propios pensionistas, administradas privadamente
y adecuadamente supervisadas por el Estado, reduciendo la injerencia directa de
este en el sistema.
En cuanto a lo que hoy conocemos
como el sistema de reparto, la apertura de cuentas individuales, permitirá
otorgar pensiones de acuerdo a los aportes que de ser el caso y revelarse como
insuficientes para otorgar una pensión mínima vital, deberán ser complementadas
con recursos públicos hasta extinguirse la obligación con el pensionista por
fallecimiento, con sus ascendientes y cónyuge por igual razón y cuando el
ultimo de sus vástagos alcance la mayoría de edad o matrimonio de ser el caso.
En cuanto a la administración y sus
costos, se debe fijar una tasa unica del 1% anual sobre los rendimientos anuales
de los fondos administrados, dependiendo de su habilidad como inversionistas
que el rendimiento sea lo mas alto posible y así sus ingresos sean cada vez
mayores, de no cumplirse sus expectativas, podrá ceder la cartera a una empresa
mas idónea.
Anualmente, de los rendimientos
obtenidos deberán retirarse para el decreciente fondo de reparto, un 10% de tal
forma que este reduzca en parte la carga fiscal de los complementos de
pensiones y las pensiones no contributivas, que con base en lo expuesto
previamente tendrán una tasa decreciente hasta la extinción de la población
pensionable por causas naturales que no contribuye con el sistema por razones
de insuficiencia de ingresos o por alcanzar niveles de ahorro suficientes al menos
para la pensión mínima vital, por lo que el fondo de reparto no pagaría esta
pensión.
La situación actual de las
pensiones es inconexa, insuficiente, onerosa y asimétrica en todos sus subsistemas,
modalidades y población atendida.
Existen segmentos de la población
que tienen pensiones de regímenes derivados de acuerdos gremiales con cargo a
fondos de afiliados complementados con fondos públicos o ciertos estamentos del
Estado como las fuerzas armadas, policiales, etc.
Otro se encuentra en regímenes
privados a cargo de administradores de oficio como las afp, generalmente es el
personal del sector moderno de la economía.
El mayor segmento de la población
no posee régimen alguno de previsión, tampoco de salud o desempleo.
Estas responsabilidades recaen en
el Estado que con su perfil asistencialista procura reducir de manera
ineficiente y coyuntural las carencias de la población en cuanto a pensiones,
salud y desempleo.
La responsabilidad social del
individuo debe expresarse en la previsión de su retiro laboral, para lo cual es
imprescindible la cuenta individual de aportes para pensiones y la
participación del Estado debe limitarse a complementar los fondos necesarios
para que todos tengan acceso a una pensión mínima vital a través de un fondo de
reparto que decrecerá en el tiempo en la medida que la población tenga su
cuenta individual.